Dicen que los diamantes son los mejores amigos de las mujeres. Unas joyas exquisitas que denotan clase y elegancia. Además, son también un atractivo económico que no se desvaloriza.
¿Sabías que puedes encontrar diamantes de distintos colores?
Así es, la madre naturaleza crea, tras cientos de miles de años y presión sobre el carbón, llamativos diamantes, que en ocasiones sorprenden por sus tamaños y vibrantes colores.
Entre la gama de colores, lo diamantes negros se han convertido en toda una novedad dentro de la joyería moderna, y no precisamente porque se hayan descubierto hace poco. El motivo más bien es porque es ahora cuando su uso se ha diversificado para adornar joyas.
Puede parecer absurdo, pero hasta hace algunos años, estas maravillas de la naturaleza solo eran usadas en puntas de taladros. Después, la industria de la moda y los coleccionistas hicieron que la relegada piedra escalara posiciones y se situara en lo alto de la palestra.
Provienen en su mayoría de Brasil, Zimbabue y Siberia. ¿Cómo son tan frecuentes en la joyería? ¿Son falsos? ¿Por qué ése color?
La naturaleza hace su parte pero, ante las grandes demandas del mercado, es necesario que el hombre actúe y también los cree. De modo que existen y coexisten ambos tipos:
Los diamantes negros naturales son gemas preciosas mucho más caras. Su color no deriva de imperfecciones en su estructura. De hecho, su superficie es porosa y es carbono cristalizado (igual que los traslucidos).
Su tono negro viene por incrustaciones minúsculas (durante su formación) de otros minerales como el grafito o el hierro, así como a otras sustancias a las que estuvieron expuestos en la tierra.
Tras la radiación y absorción de luz, se tornan verde intenso y lucen negros.
En realidad no son una creación. Son, más bien, un tratamiento.
Se consideran también diamantes originales. La diferencia es que éstos han sido sometidos a procesos térmicos controlados y otras técnicas profesionales de presión, así como supervisadas para tener el llamativo color negro o la tonalidad que se desee según la joya.
El coste de las gemas tratadas tiende a ser más bajo que el de los diamantes negros naturales (raros e inusuales). A simple vista son fáciles de reconocer porque suelen tener un color más verdoso hacia los bordes.
Además, los tratados de forma artificial tienen una intensidad de color homogénea, mientras que en los diamantes negros naturales la tonalidad puede variar.
Otros factores que inciden de manera directa sobre el precio serán características como la talla, el brillo (aunque son opacos y no hay refracción de la luz) y la superficie porosa.
De cualquier modo, se trata de una gema inusual y difícil de encontrar en su forma natural, lo que lo convierte en una joya preciosa de alto valor.
Esto solo será así si está certificado como un diamante negro natural por el Gemological Institute of América, quien lo acreditará con una valoración extensa y detallada.
Hay algunas piezas que tienen fama mundial por su tamaño, color o por una historia cargada de leyenda.
Uno de los más populares es conocido como “Diamante negro de Ámsterdam”. Una piedra preciosa encontrada en Sudáfrica en la década de los 70.
Tiene talla de pera y 33,74 quilates. Junto a otros 15 diamantes traslucidos de menor tamaño, adornan una cadena.
Otro diamante que se ha consagrado como uno de los más famosos es el Orlov negro, toma su nombre de una de sus propietarias, la princesa rusa Nadia Vygin-Orlov.
Una gema que data de siglo XIX y que tiene historia un tanto tenebrosa, hay quienes dicen que está embrujado.
Ultimo pero no menos importante, es el Espíritu de Grisogono. De hecho, es el diamante negro de mayor tamaño encontrado.
Esta gema debe su nombre al joyero y tallador suizo Grisogono. Posee 312 quilates y hoy, junto a otros pequeños 700 diamantes, forma parte de un anillo.
