La historia de Aristocrazy, así como la de las grandes firmas de joyería, es extensa y está marcada por varias generaciones de joyeros.
El aprendizaje del arte la orfebrería ha sido clave para la creación de estos "imperios joyeros", que gracias al talento han sabido adaptarse a los nuevos retos que impone la sociedad actual.
En el caso de Aristocrazy, tiene algo de esto. Pero también una alta dosis de generación Millenial, mucho glamour y un estilo que está definido por la calidad y excelencia en el trabajo de joyería. Todo esto le ha valido en pocos años para hacerse con un puesto en la industria de la joyería.
Para conocer una marca hay que remontarse a sus orígenes y los de Aristocrazy se remontan al año de 1942.
Por aquella época, Emiliano Suárez Faffian era un orfebre que abrió un taller de joyas en Bilbao.
Como cualquier emprendedor, Suárez ansiaba que sus diseños fueran óptimos y estuvieran por encima de la media para conquistar a los más exigentes clientes y conocedores de joyas. Por eso, utilizaba materias primas excepcionales y se decantaba por estéticas que fueran versátiles y únicas.
Generación tras generación, la familia Suárez heredó el talento y una empresa de joyas que hacía ruido en la industria. Tenían un encanto tradicional, con sello artesano, lo que le brindaba a cada una de sus piezas un estilo único y exclusivo que denotaba calidad en la firma joyera.
La visión innovadora del origen llegó a la actualidad y con una mente fresca, juvenil y el mismo apellido de por medio, fue como en el año 2010 Suárez establece Aristocrazy, una nueva marca de joyería fina a cargo del empresario Juan Suárez, quien para ese entonces tenía 25 años.
Ahora se desempeña como director ejecutivo de la marca y junto a sus hermanos Emiliano y Gabriel son las mentes detrás de la empresa que debutó con la colección Sauvage.
Estos jóvenes han reescrito el manual y cambiado la dinámica, al fichar a diseñadores jóvenes que crean un nuevo concepto para redefinir la moda en joyería y llevar su estilo a esferas internacionales.
Su estética unisex es parte de la nueva visión, un movimiento donde todos son uno. Sin barreras. Algo que ya es una tendencia en la moda y que, poco a poco, escala posiciones en la joyería.
En el caso de Aristocrazy, mantienen el sello de la familia Suárez, pero representan una visión innovadora, auténtica y de transformación, que es independiente, aunque mantienen los valores de excelencia de la casa matriz.
Sobre sus ingresos, la novel firma no expone sus ganancias, pero fue notorio que para el año 2014 sus ventas se duplicaron y al año siguiente, en el 2015, sus ventas incrementaron en un 30%.
El éxito de esta marca se ha hecho evidente en la cantidad de tiendas que tienen al rededor del mundo. Para el año 2020, solo en España habían cerca de 85 sucursales. Mientras que, a nivel mundial, la cifra se elevaba a 105. Sin duda, esta cifra que aumentará en los próximos años.
Dentro de sus colecciones, Aristocrazy tiene línea de relojes, anillos, collares y pulseras, todos fabricados con procesos exclusivos por artesanos expertos que dan forma a los diseños creativos.
De igual modo, parte de su producción también se desarrolla por medios tecnológicos, lo que les permite una producción más rápida y en masas.
La confección de sus piezas puede tomar entre una semana y diez días, ya que pasan por un proceso de dibujo, se esculpe y se cuidan milimétricamente todos los detalles, de allí que cada pieza sea encantadora.
Savage, Cross, Urban lines, Rush, Big Daddy, Goldie, Frosted Leaves, Infinity, Kephri, La Croix, Mist, Rock Icon, Rainbow, Shinny Sky, Mimbratta, entre otras, son algunas de las más vendidas.
Incluso, hace un par de años tuvieron una colaboración con Juego de Tronos que se convirtió en una de sus líneas más populares, ya que estaba inspirada en la ficción y a raíz de ello, diseñaron 4 modelos de anillos, uno por cada reino y eran de edición limitada.
Al ser una firma nueva, la competencia con las grandes casas de joyería es una realidad. Sin embargo, esta marca española de joyas tiene una visión ambiciosa y busca expandir su mercado y crecer de forma internacional.
Desde que se inició en el año 2010, Aristocrazy ha sido una de las favoritas del público español, lo que ha ayudado a la marca a posicionarse, pero es su deseo es ir más lejos de las fronteras del país y dar a conocer sus piezas y pasión en todos los rincones del planeta.
El plan de expansión de esta firma de joyería supone explorar otros mercados como el latino y el asiático para así hacer crecer la marca y llevar su forma de ver la joyería y las últimas tendencias a otras latitudes.
Según se desglosa en su web, Aristocrazy tiene boutiques en las principales ciudades de España, con tiendas en las calles más céntricas. También están presentes en México, Chile o Francia. La historia de Aristocrazy sigue escribiéndose hoy en día.